Durante todo este mes, muchos celebran la libertad y el orgullo de ser quienes son sin importar las críticas, las amenazas, los insultos, e incluso la violencia que pueda acarrear. Junio es un mes que se pinta de arco iris y celebra la diversidad en todos los sentidos. Junio es un mes en donde encontramos valentía en ser vulnerables, celebramos las diferencias, y aprendemos de ellas.
Mi Propio Templo
Entre las tantas cosas que escuché desde pequeño sobre el tema de la homosexualidad, y luego sobre todo el colectivo LGBT+, estaba que iba en contra de la naturaleza y las leyes de Dios. Al crecer en un país principalmente católico y socialmente cerrado, recibí demasiada información negativa desde niño, pero algo me decía que no podía ser tan sencillo como lo decían.
En el segundo año del bachillerato, con 13 o 14 años, pleno 2008, recuerdo que leí en clases que la homosexualidad, bisexualidad, y ser transgénero, eran desviaciones sexuales. Hace tres años, 2019, una paciente de terapia reiki me contó que terminó con un novio porque “era bisexual, tenía desviación sexual”. Venezuela es un país que tiene muchas bondades, pero no por ello es un país perfecto.
A person waving a Pride flag [Raphael Renter, Unsplash]
A medida que empecé a estudiar espiritualidad, me encontré con comentarios muy similares, en donde más de una vez me dijeron que un alma sería siempre o más masculina o más femenina, que los elementos tenían un género determinado, que para ser iniciado en determinadas tradiciones debías ser iniciado por alguien del sexo opuesto, que ser trans iba en contra de tu propia energía, y así sucesivamente. Siempre se sintió mal.
Mientras más leía, más investigaba, inconforme con respuestas tan cerradas que solo parecían justificarse con los prejuicios que me rodeaban, aprendí que a veces los libros no tienen la última respuesta. Si cada persona tiene una energía particular, no se me ocurre nada que empodere más que encontrar su propio camino, adueñarse de su identidad, vivir sin miedos, de manera honesta y sin dañar a nadie.
Estudiar brujería me enseñó que yo soy mi propio templo, mi propia deidad, mi guardián, mi sanador, salvador, que los elementos viven en mí, y que soy parte de un planeta que vibra con cada latido de mi corazón. Sea por medio de la brujería o cualquier otro camino espiritual, si cada persona aprendiera lo mismo, sería más fácil aceptar las diferencias que hacen del mundo un lugar tan fascinante en vez de verlas como un peligro, un cáncer social.
Solo Hay ser Humano
En el camino me he encontrado con personas maravillosas de todos tipos. Distintos géneros, sexualidades, culturas, familias, cuerpos, sueños, metas, mundos completamente diferentes al mío pero que me han nutrido y vuelto mejor persona. Solo puedo esperar haberles retribuido en igual medida.
Venezuela es un país que me enseñó la importancia de las tradiciones, el valor de la herencia, el poder del linaje familiar, y la magia que corre por mis venas. Bien lo decía Simón Bolívar, libertador de cinco países latinoamericanos, Venezuela entre ellos, “un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción”, y como me dijo mi tío hace algunos días por videollamada “nunca olviden quiénes son ni de dónde vienen”.
Two hands decorated with the letters “LGBTQIA+,” celebrating Pride [Sharon McCutcheon, Unsplash]
Llevo mi herencia con orgullo, pero también he aprendido a mirar hacia afuera y aceptar ideas nuevas que me hagan una mejor persona. Aunque las huellas que me dejó Venezuela sigues presentes y me cuesta entender puntos de vista diferentes o con los que no he tenido ningún contacto, intento mantenerme abierto a todo, entender lo mejor que puedo, y ser un aliado cada vez que puedo.
El mes del orgullo podría parecer un misterio para más de uno, un sin sentido, pero para mí es un mes para celebrar las diferencias que nos hacen únicos, recordar a quienes pelearon por ello, unirse a los que lo hacen hoy en día, y asegurarse de que el legado que empezó en Stonewall siga vivo. He escuchado que “si apoyas a los gays entonces eres gay”, pero solo hay que ser humano.
Este 28 de junio, Día del Orgullo, enciendan una vela para enviar sanación, fuerza, y paz a quienes lo necesiten. No tiene que ser una vela arco iris, decir palabras elegantes y profundas, pero sí es importante hacerlo de corazón, honrando el templo que habita en cada uno.
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